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¿ES DIOS UN EGÓLATRA?

Por Patrick Krentz, Th. M., Director Editorial de Fundamentos de ICM

Hay una objeción común a la existencia de Dios que se ha vuelto popular en internet y en las redes sociales. Va algo como lo siguiente: un Dios perfecto, todopoderoso y autosuficiente no necesita crear adoradores ni exigir que la gente lo adore. El tipo de Dios que hace esto es un ególatra, y en realidad no es digno de adoración en absoluto. Esto podría parecer un argumento poderoso cuando lo escuchas por primera vez, pero tomemos un momento para analizar la pregunta. Pronto descubriremos que hace suposiciones que no están justificadas. Más importante aún, critica a un Dios que la Biblia no describe.

Por lo tanto, respondamos, no por medio de reaccionar a la pregunta, sino removiendo los fundamentos mismos de la objeción.

Dios es…

Antes del principio, había Padre, Hijo y Espíritu. Tres personas compartiendo una esencia. Esta relación de tres personas es Dios; dicho de otro modo, Dios es una relación de tres personas iguales, pero distinguibles. Cuando decimos Dios en un sentido general, esto es lo que queremos decir. Desde la eternidad pasada, Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu existen en una relación de amor mutuo que se entrega a sí mismo. Cada persona ama y exalta a las otras.

En las Escrituras, vemos que el papel del Padre es enviar al Hijo, y el papel del Hijo es revelar al Padre. Del mismo modo, el Hijo envía al Espíritu, y el Espíritu exalta al Hijo. Cada persona señala a las otras. No vemos a Jesús exaltándose a sí mismo en el Nuevo Testamento. De hecho, vemos lo contrario; Jesús se humilló a sí mismo en el mayor grado posible, y se sometió completamente al Padre.

Un Dios humilde

Consideremos Filipenses 2:5-9:

Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre.

Jesús comenzó en la posición más alta de igualdad total con el Padre, pero se rebajó a la posición más baja que la humanidad tenía para ofrecer. Podría haberse exaltado a sí mismo en cualquier momento, restaurando su igualdad con Dios, pero en lugar de eso eligió la humildad y la sumisión. Como resultado, el versículo 9 dice: «Dios también le exaltó hasta lo sumo».

¿Por qué es importante esto para responder a la objeción? Porque la relación de tres personas que exaltan a las otras es muy diferente de una sola deidad que se exalta a sí misma. Para ilustrar esto, pasemos de hablar de antes de la Creación a la Creación misma.

¿Por qué creó Dios algo?

Si Dios es autosuficiente, ¿por qué creó personas para adorarlo? ¿Qué es la Creación en primer lugar? Una clave para responder a esta pregunta yace en el tipo de poder creativo que Dios les dio a sus criaturas: la procreación. Tanto en un sentido físico como filosófico, la procreación (tener bebés) ocurre como resultado del amor que se entrega a sí mismo. Cada persona involucrada se da a sí misma en un acto unificador que resulta en la creación de algo nuevo.

Si relacionamos esta idea con el Dios que es tres-en-uno, también podemos decir que la Creación misma es el derramamiento o desbordamiento del amor trinitario, que se da a sí mismo. El amor de Dios es ilimitado y sin ataduras. La Creación tiene el propósito de hacer crecer la familia de Dios; crear una gran multitud de personas que pudieran experimentar la unión gozosa de la Trinidad. Estas criaturas fueron hechas a semejanza de su Creador en que podían darse voluntariamente en amor por los otros, aunque no compartieran la perfección de Dios o fueran iguales a Él.

Dios de relaciones

En nuestra condición actual, la humanidad experimenta solo una pequeña fracción de la relación para la cual fuimos hechos. En la eternidad, entraremos en esa relación en una capacidad en constante expansión, siempre en aumento. Aunque esta relación se disfrutará en la eternidad con Dios, la distinción sigue siendo entre Dios y la humanidad, Dios es el Creador y nosotros la criatura. Esta distinción es esencial para responder a la objeción inicial del egoísmo.

Una respuesta sencilla a la pregunta: «¿Por qué Dios creó algo?», sería: «Para entrar en relación con más personas». Pero ¿Dios nos creó para que lo adoráramos? No.

Dios no necesita nuestra adoración en ningún sentido. No necesita que digamos cosas bonitas sobre Él para que pueda sentirse mejor consigo mismo. Esta no es la razón por la que exige que lo adoremos. En cambio, exige que lo adoremos porque quiere que entremos en la relación perfecta y gozosa para la que nos creó y que desea que experimentemos.

¿Qué es adoración?

Hagamos una pausa aquí y preguntémonos: «A fin de cuentas, ¿qué es adoración?». Si alguien se opone a una deidad que exige adoración, podría ser bueno conocer el significado de la palabra antes de responder. La adoración, según la definición no teológica y simple del diccionario, significa expresar respeto y reverencia a una deidad. Por lo tanto, Dios exige que le expresemos respeto y reverencia.

Ahora, pensemos en esto a la inversa. La objeción establece que una deidad no debe exigir que las criaturas muestren respeto o reverencia por ella. Si lo piensas, es absurdo. Si existe un Dios perfecto, santo y amoroso, la única respuesta correcta a Él sería respeto y reverencia.

Incluso entendemos esto desde una perspectiva humana. Imagina que tu jefe, o incluso el líder de tu país (supongamos por un momento que es un gran líder), se presenta en tu casa para cenar. ¿Cómo deberías reaccionar? ¿Te ocuparías de tus asuntos de una manera casual, quizá haciendo un pequeño esfuerzo por poner en el microondas algunas sobras para darle de cenar? Por supuesto que no, le mostrarías respeto de acuerdo con lo que se merece.

Por lo tanto, adorar a Dios es meramente la reacción natural que deberíamos tener hacia Él. Si no actuamos respetuosa y reverentemente hacia Él, entonces hay algo terriblemente mal. Dios, por su parte, no desea la adoración por causa de la adoración, sino porque desea que tengamos una buena relación con él.

Conclusión

El Dios que exige adoración dio todo para volvernos a unir con Él. No necesita nuestra adoración más de lo que necesita nuestra compañía, pero desea (y requiere) nuestra adoración porque es un requisito previo para entrar en una relación verdadera con un Dios Todopoderoso. Si vamos a estar con Él por toda la eternidad, entonces lo adoraremos por toda la eternidad. Esa es simplemente la respuesta natural y correcta a estar en Su presencia. Es algo que cualquier persona que experimente Su amor hará sin duda.

¿Es Dios un ególatra? Más bien es lo opuesto. Simplemente quiere que respondamos apropiadamente cuando derrame su amor sobre nosotros.


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